La reacción habitual de
los nutricionistas cuando oyen hablar de superalimentos es
echarse a temblar o a llorar. Es uno de esos términos con una definición muy
ambigua, poca ciencia detrás y, por tanto, el caldo de cultivo perfecto para
una interminable lista de chorradas sobre las supuestas virtudes casi
milagrosas de tal o cual ingrediente.
La mala noticia es que el programa que
Antena 3 dedicó ayer al tema de la mano de Alberto Chicote cayó en muchos de estos tópicos. La
buena noticia es que podía haber sido peor. Mucho peor. Nos esperábamos un
desfile de kale, chia, aguacate y demás superfoods de esos que
ilustran las cuentas de Instagram de blogueras de moda y famosillas a dieta.
Así que cuando Chicote prometió dejar
a un lado el exotismo y contarnos las propiedades de alimentos habituales de
nuestra despensa, respiramos aliviados. Más al saber que se trataba de darle un
enfoque científico al asunto, con la ayuda de nutricionistas y alguna que otra
prueba.
Pero claro, esto es televisión y Antena 3, y por tanto
renunciar al espectáculo no es una opción. Es el precio a pagar a cambio de,
supuestamente, conseguir que se hable de un tema interesante en prime time.
Así que, si para que alguien recuerde los beneficios de una dieta equilibrada y
con sentido común hay que soportar la tontería de la cámara oculta y el cliente
insoportable en el taxi, vale, aceptamos el trato.
El problema es cuando el espectáculo y el titular se
imponen, y lo de la alimentación acaba relegado a un segundo plano. Porque, claro,
explicar que incluir verduras o legumbres en la dieta habitual es el único
secreto suena aburrido. En cambio, decir que el aceite de oliva virgen extra
ayuda a reducir los michelines, o que el pescado azul es bueno contra el estrés
vende mucho más.
Unas cuantas curiosidades
-las pasas son buenas para recuperarse del esfuerzo, el brócoli para la vista…-;
alguna que otra obviedad -café para evitar el sueño, pasta para la actividad
deportiva-; y experimentos un poco pachangueros pero simpáticos que confirmen
estas propiedades, y programa listo. En realidad, un clásico en este tipo de
formatos, así que posiblemente el problema sea nuestro al sorprendernos.
¿Acaso son mentira esos beneficios de los que se habla?
Posiblemente no. Pero ni el enfoque ni el mensaje son los correctos, como bien sabrá
cualquiera que haya escuchado lo que dicen los nutricionistas sobre los dichosos superalimentos. Nutricionistas
y expertos que, por cierto, ayer comentaban
escandalizados en las redes sociales el programa y lo que se presentaba
como pruebas científicas.
Y es que, de entrada, no estaría de más recordar que eso
de superfood es un concepto demasiado ligado a vende
humos (en Estados Unidos
está prohibido usarlo desde 2007 para vender productos si no hay detrás
una evidencia científica), y que destacar las propiedades aisladas de un
alimento es una pésima idea que
desvirtúa el mensaje importante: una dieta variada y equilibrada es el único
camino hacia la salud.
Es verdad que por suerte
la cosa se quedó en antioxidantes y omegas3 por doquier, sin llegar a caer en
promesas anti-cáncer y asuntos más peliagudos. Es cierto también que algunos de
los expertos consultados en el programa mencionaron esa idea de la dieta y la
actividad física, aunque entre tanto experimento y ritmo televisivo en plan El Hormiguero el mensaje quedara más diluido que un
timo homeopático.
Pero pese a ello, y las seguramente buenas intenciones de
Chicote y los guionistas, el resultado final fue un tanto decepcionante. No ya
por recurrir a experimentos con un rigor científico cuestionable, sino sobre
todo por la oportunidad perdida de llegar a mucha gente y hablar en condiciones
de un tema realmente importante.